Vuelven los microrrelatos indignados, nunca se fueron en realidad,
sigue habiendo motivos para expresar
creativamente la indignación y la rebeldía.
Primeros jueves de cada mes primaveral:
21 de MARZO, 18 DE ABRIL Y 16 DE MAYO.
21 de MARZO, 18 DE ABRIL Y 16 DE MAYO.
VISITA : LA COLINA NARANJA
Organizan : Miguel Torija Martí
Rosana Alonso Explorando en Lilliput
Ana Vidal Relatos de andar por casa
y Pliegos Volantes
Rosana Alonso Explorando en Lilliput
Ana Vidal Relatos de andar por casa
y Pliegos Volantes
QUE VIENE EL LOBO
Era
un lobo muy feroz, colmillos afilados y ojos negros, iguales que los
de Fulgencio. Primero sopló en la casa número uno y consiguió
derribarla, e igualmente hizo en la segunda casa. “Soplaré,
soplaré y la casa derribaré”, gritaba el lobo en cada página del
libro de actas de derribo.
Fulgencio
(el cerdo de mi amigo que me embarcó en una aventura inmobiliaria
que me ha dejado las cuentas temblando) me aconsejó comprar una casa
en la costa, a menos del límite legal que rezan las ordenanzas.
En
aquella época, el viento soplaba con idéntica fuerza a cuando el
lobo resopla desde su interior. Mi familia
y yo, sin techo de paja ni paredes de madera en las que refugiarnos,
nos exiliamos en una casa de ladrillos que aún tenía las grúas y
las excavadoras situadas en la misma parcela. El lobo nos amenazó
por ocupar unos terrenos que no eran nuestros y de nuevo quiso
echarnos. Pero esta vez conseguimos un final feliz: nos agrupamos
muchos cerditos iguales a nosotros, no dos, ni tres, sino cientos, e
hicimos nuestras las miles de casas vacías que pueblan nuestros
cuentos. Ahora habitamos en una de chocolate y caramelo y de la bruja que habitaba en ella ya hablaremos otro día.
Lo que está claro es que todos los cerditos deberíamos acabar con el impresentable lobo.
ResponderEliminarSigues un tono de cuento infantil que me ha gustado, Laura.
Un beso, Laura.
Un bello cuento de una buena cuentista.
ResponderEliminarPara debilitar al lobo siempre la unión hace la fuerza. ¡Cerditos unidos jamas seremos vencidos!
Besos, Laura
Rebelión en la granja, je je, que bueno.
ResponderEliminarNo os paséis mucho con la bruja, cocina unos postres... uuum!
Un besazo Laura
Hace mucho que el lobo está aquí. Lo que pasa es que no sabemos distinguirlo.
ResponderEliminarAullidos múltiples
JAJAJAJ qué bueno, yo también me he animado esta vez, aunque el mío no habla de cerditos, sí de "cenutrios".
ResponderEliminarUn besote Laura
Hala, vamos todos a ser cerditos :-)
ResponderEliminarLindo final :-)
Pues mira... te agradezco el cuento de final feliz, en serio.
ResponderEliminarY si tengo que ser cerdito, pues lo soy, que no pasa nada.
Pues eso que han hecho tus cerditos, Laura, es lo que deberíamos hacer todos, juntarnos y entre todos derribar al lobo que derriba nuestras casas, valga la redundancia jaja. Muy bueno terminar viviendo en la casita de chocolate, aunque algo peligroso porque para mí sería una tentación insalvable, me comería mi casa.
ResponderEliminarBesos.
Gran originalidad la versión de tu cuento de los tres cerditos. El fondo duro y crítico queda paliado con ese dulce final de los cuentos. "La unión hace la fuerza"
ResponderEliminarBesos laura
Y el lobo se sabe lobo. ¿Nos sabremos cerditos? ¿Haremos saber al lobo que los cerditos pueden arrinconarle? ¿O no es posible?
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitaluye oyasin
Laura, un micro con mucho cuento que da en el diana de esta crisis tan puñetera que se parece a todos esos malvados de ficción. A por el lobo y que no vuelva sino es en son de paz.
ResponderEliminarBesos y nos vemos en breve.
Un día se producirá la rebelión de la granja y los amenazadores serán amenazados y los carceleros embarrotados; al menos esa es la esperanza. Mientras, seguiremos fabulando.
ResponderEliminarBesos.
Todo un acierto...¡A juntarse cerditos!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Lura, relaja mucho leer un cuento de indignados tan liviano después de tantas desgracias descritas.
ResponderEliminarBesos
Menos mal que nos quedan los cuentos porque la vida real...
ResponderEliminarMe ha gustado ese tono infantil que utilizas con gran habilidad para reflejar la indignación hacia ese lobo que debería huir hacia otro cuento.
ResponderEliminarBesos.
Muy peculiar la mezcolanza de cuentos y hechos reales. Si al final, como siempre, lo real supera la ficción.
ResponderEliminarBesos reales.
Pues nada mejor que un cuento para ilustrar las andanzas de los lobos. Con la moraleja mostrando el camino a los cerditos desubicados, desorientados, agotados.
ResponderEliminarUn relato indignado diferente. Bienvenido sea!!!
Un abrazooo fuerte.
Amparo
Buenas tardes Laura !! Esta siendo una jornada de micros indignados muy interesante, cada cuál a su manera. En este micro, nos muestras el lobo feroz, ese escondido tras un traje chaqueta y una corbata...
ResponderEliminarTambién participo con un micro, desde mi blog principal "Barcos de papel".
Abrazos solidarios :)
¡Qué original forma de mostrar la indignación!
ResponderEliminarLobos, cerditos y otros animales del lugar deberían pensárselo dos veces antes de soplar...
Muy bonico este relato, con que ternura cuentas las cosas.Me ha encantado, amiga.
Besicos desde mi alambrada.
Laura, un final dulce para una situación dramática. ¡ Si los cerdos nos uniéramos! Adiós al lobo.
ResponderEliminarUn abrazo.
A los cerditos okupas no los moverán, por mucho que soplen. Cuando los cerditos se unen... que tiemblen los lobos!!!
ResponderEliminarEste es un indignado reivindicativo y con esperanza.
¿Vas por fin a Madrid? Me gustaría conocerte
abrazos
Mientras leía tu cuento me vino a la memoria la canción: qui a peur du méchant loup?... c'est pas nous, c'est pas nous..." Pues eso, ¡no les tengamos miedo!... un abrazo
ResponderEliminarMuy buen cuento. Hay inspiraciones universales y muy válidas, sobre todo para estos lobos que debemos evitar. Un abrazo.
ResponderEliminarCuando los cerditos se unen, pueden provocar huracanes que tiren al suelo los ladrillos de la avaricia, los de la usura, los de la injusticia y los del desamor.
ResponderEliminarUna señora les explicó un cuento en el que un lobo feroz caía preso de un rebaño de ovejas enfadadas. Y colorín colorado, de la injusticia nunca más se habló.
Un abrazo.