IMAGEN CEDIDA POR SARA LEW
Leyenda del caballero comedor de
calendarios
Como tantas otras
veces articuló sus pesados brazos, e irguiendo su cuerpo
soplado de vidrio, se levantó de la mesa procurando no romper
ni una sóla de sus logradas filigranas con las que Anabel
esculpió, soplando, su bello porte de caballero templado.
Se colocó
el sombrero de las siete plumas, el que sólo portaba quien
herederara el título de experto comedor de calendarios.
Expectante y en silencio, el resto de la vajilla observó sus
gestos y movimientos muy calculados. Los platos lo hicieron con su
único ojo redondo y las tazas giraron sobre sí mismas
para mirarle a través de sus asas. Había llegado el
momento más esperado, el ritual que se repetía año
tras año.
A la par que el
sonido de las doce campanadas y mientras Anabel y los suyos
degustaban las uvas, en la sala, el caballero de los calendarios
deshojó los doce meses del año engulléndolos uno
a uno. Cuando terminó, se reclinó en la silla exhausto
por el esfuerzo, y la vajilla guardó silencio en memoria del
año fallecido. Oyeron las voces de ¡recojamos la mesa!,
¡sonaron los cohetes de fin de año!, y todos los
presentes supieron que su triste momento, de nuevo, había
llegado : reposarían en la alacena hasta el año que
viene y el comedor de calendarios sería guardado entre
papeles usados y paños mojados.
Dicen que es
tradición en la familia de Anabel, sentar a la mesa de la cena
de fin de año, a un caballero mágico que deguste la
celulosa cual si de rico manjar se tratara. Que es tradición de
padres a hijos aunque los más pequeños rían la
ocurrencia y más de un año hayan hecho peligrar su
frágil existencia .
La vieja leyenda
dice que sin su presencia, los años serían infinitos, y
la maldición del año nuevo reinaría por siempre
en sus vidas.
SARA LEW publica en su blog :
en el apartado INSTANTANEAS DE LA IRREALIDAD,
todas las aportaciones recibidas.
GRACIAS SARA.
Me encantan las leyendas y ese punto de magia y misterio que esconden.
ResponderEliminarLas utilicé mucho con mis hijos, alumnos y ahora los nietos...
Muy buena la del comedor de calendarios y el contexto que presentas, una vez al año.
¡Y la imagen!. Me voy a casa de Sara Lew a conocerla y felicitarla.
Un abrazo, Laura.
Siempre un placer visitarte.
Gracias Juglar. A mí con las leyendas me pasa como con ciertas escenas de la vida ... que quisiera que se repitieran una y otra vez para ver si son ciertas de verdad.
EliminarUn beso para tí.
Cuánta imaginación, Laura. Fantásticas tus leyendas. Muchas gracias por engalanar con tus palabras mis dibujos. Un abrazo.
ResponderEliminarDe nada Sara, siempre que las consideres a la altura de tus trazos : yo estaré contenta, y el dia que no encuentres mucho sentido al texto : no hay problema, cambiamos de leyenda y punto. Un abrazo.
EliminarHe disfrutado leyendo tu relato, está tan lleno de magia que, por un momento, me he convertido en el caballero del calendario.
ResponderEliminarUn beso
Ji,ji, Ana ... ¡cuidado que es un caballero con cuerpo de vidrio templado!, no vayas a romperte querida ... Un beso.
EliminarHermosa leyenda, Laura; de las que nos deja pensando en cómo sería todo de no existir el caballero y con los años infinitos.
ResponderEliminarLa he disfrutado mucho.
La ilustración de Sara no le va a la zaga.
Un abrazo,
Gracias Pedro. La vida infinita debe ser atroz, saber que existes de forma inmortal y hagas lo que hagas nunca mueres. Al menos la muerte nos hace despertarnos con ganas de aprovechar cada día. Un abrazo.
EliminarOhhh, qué bonito, una gran manera de describir el fin de año, me ha gustado muchísimo. Y por momentos me ha recordado a los personajes de La Bella y La Bestia.
ResponderEliminarBesos!
Quejica
Gracias Quejica, no había caído en esa comparación que citas, pero es verdad, parece un poquito como la Bestia del Comedor de Calendarios..... ¡qué bueno!, no lo habría relacionado nunca. Un beso para tí.
Eliminar... dado lo cual, no sólo es lícito, sino apetecible y reconfortable que podamos contar con un comedor de calendarios.
ResponderEliminarBonita forma de terminar la leyenda. En una nueva versión recogeré esta idea y la incorporaré al texto. Gracias Francisco, siempre eres bienvenido.
EliminarVaya, y yo que pensaba que esa tradición solo la paracticamos en mi familia... y ahora resulta que Anabel... y tú... y... Pero, bueno, repongámonos porque no quiero ponerme triste ahora. No, ahora quiero decirte que tu mirada sobre esa escena me ha encantado, sí, porque aunque La leyenda del caballero comedor de calendarios es en realidad una historia real (realmente te lo digo) tu consigues dotarla de vida propia, y eso no es nada fácil. No.
ResponderEliminarDe nuevo debo felicitarte por un post "colaboracionista" (en el mejor sentido de la palabra).
Y ahora debo irme.
Voy a ver si encuentro unos blocs de dibujo para llevar.
Es que tengo hambre.
Un abrazo.
Que lindo cuento! :)
ResponderEliminarAle