Ilustración publicada en Una Idea Mucho Arte (mayo) y en el blog De mis bocetos y los vuestros Prosa no apta para niños
- Hay paraguas color azul que trasparentan las gotas de lluvia. Hay ocasiones en la vida que cogemos paraguas de vivos colores para filtrar nuestra amargura, para enmudecer el hastío de los días grises y las nubes sin forma. Hay otros momentos en que los conducimos por senderos equivocados, allí donde no amenaza tormenta. - y Rosalinda respiró para tomar aire, y continuó diciendo - Estas bellas sentencias pertenecen a la escritura de un dramaturgo inglés a quien todos deberéis conocer y memorizar para mañana.
Al día siguiente, Nora paseaba tranquilamente con el paraguas de mamá por mitad de la calzada camino del colegio, y su hermano corría a su lado protestando:
- ¿Quieres decirme qué te ocurre?, ¡siempre traemos el paraguas de papá que es más grande y nos tapa a los dos!
- No Pablo, ese es de color azul, y el mío tiene que hacerme feliz, que estoy muy necesitada de alegrías desde que mamá se fue.
- ¿Y por eso tenemos que ir por la calzada jugándonos el pellejo?
- Voy hacia ella Pablo, tú si quieres vete por la acera. Este es el camino que me llevará con mamá ¿no ves esa tormenta que se acerca a lo lejos?
- ¿Cuál? , contestó Pablo mirando un camión de reparto de leche que aceleraba a gran velocidad de frente a ellos.
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Anotación del día anterior en el cuaderno de Paula : Hay paraguas cuyas varillas se doblan cuando hace mucho viento.
He estado a punto de no leerlo, pues no sé si era apto para mí. Al final, como nadie me veía lo he leído; soy muy curioso. Yo suelo llevar siempre paraguas grises, no sé, tal vez así me mimetizo con el día y paso desapercibido, pero la lluvia siempre me encuentra y termina mojándome.
ResponderEliminarMe ha gustado el relato, aunque sea triste, de ver la felicidad de Nora que pronto verá a su madre.
Un beso
Gracias Henry, me alegro de que salgas de tu lechuguita con tu paraguas grisáceo para leer este sencillo micro inspirado en la interpretación que hice de la propuesta para mayo en una Idea Mucho Arte.
EliminarUn abrazo
Lamentablemente los paraguas no protegen contra las tragedias...Muy triste Laura.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Sí, Rosa. Creo que los paraguas debieran servir para algo más que para transparentar las gotas de lluvia.
EliminarUn beso desde la tierra, desde mis palabras. Y como tú vives en el aire ¿lloverá hoy?...;)
Eligió un camino sin atajos hacia su madre...
ResponderEliminarMe gustó cómo plasmaste la tristeza.
Un saludo
Gracias Mei. Trasladé un pedacito de tristeza al paraguas de esa niña que sonríe.
EliminarUn beso para tí, muy fuerte.
"Hay otros momentos en que los conducimos por senderos equivocados, allí donde no amenaza tormenta"... Y es donde va Nora, directamente a la tormenta: a encontrarse con su madre.
ResponderEliminarQué triste, Laura.
¡Esto no es normal en ti!. Menos mal que tu ilustración derrocha optimismo.
Un besito.
Voy a comentarte la ilustración a "Una idea, mucho arte"
Hola Petra, sí un pelín triste a pesar de los colores vivos de la ilustración.
EliminarEs que esta semana la llevo un poco pocha por cuestiones de salud, y las gotitas de tristeza se me han filtrado entre las letras. Seguramente si hubiese pintado esta semana con la inspiración propuesta por una idea mucho arte, hubiese pintado en b/n como tú hiciste.
En fin!!!, ratos malos los tiene cualquiera.
Un besote.
Laura, iba a hacer esa broma fácil de: "pues me voy", pero no. Tu relato es tierno en su inicio y bastante duro al final. Supongo que un buen reflejo de la vida. Nunca está justificada una muerte, y a veces no se entiende y se puede pensar que reuniéndote con ese ser querido, todo tu dolor desaparecería. No es así, pues ese dolor conllevaría más dolor.
ResponderEliminarExcepcional este cuento que es para niños y mayores.
Un abrazo fuerte.
Gracias Nicolás, gracias por no hacer la broma "de marcharte". No sé si es excepcional, pero como le decía a Petra se han filtrado unas gotitas de tristeza y me salió un cuento triste.
EliminarMuchos besos.
Muy duro el relato, cargado de alta tensión que va in crecento. Además tomando el objeto de paraguas con una inversión de lo que simbólicamente podría significar. Chapó.
ResponderEliminarUn saludo
Bienvenida Sigrid, me alegra mucho tu paso por aquí y seguro que nos leemos muchas veces.
EliminarTe agradezco el comentario y ya leeré cómo evoluciona tu reto particular. ;)
Un beso.
Los niños y su forma de entender la vida y el amor. Me ha encantado esos paraguas con los que taparnos el ánimo. Precioso... y triste. Un beso.
ResponderEliminarGracias Mar, he salido a comprar paraguas de colores, en vez de uno azul y otro gris que tengo. Pero no he encontrado de los que buscaba.... bueno, otro día.
EliminarMuchos besos
Tomamos medidas protectoras para muchas eventualidades, pero no hay paraguas que nos proteja de los delirios de la mente.
ResponderEliminarBesos
Claro, claro Francisco, es porque la mente va a su aire, y cuando intentas controlar los pensamientos 'raros' se te aferran más fuerte como si temieran que los devoráramos.... es difícil cuestión esta de la mente, de niño, y de mayor.
EliminarMuchos besos y gracias
Un cuento amargo para una ilustración llena de color. Pero es así la visión de la niña, que no está triste por su visión ingenua de la situación.
ResponderEliminarMe gustó mucho la pintura, Laura. Enhorabuena porque cada vez lo haces mejor (escribir, pintar...).
Un fuerte abrazo.
Muchísimas gracias Sara. Como ya dije, si hubiera escrito nada más terminar de pintar, hubiese sido un cuento alegre ...pero, mis tiempos y mis estados de ánimo han marcado la diferencia.
EliminarUn besote Sara.
Tan bien contado, Laura!! Me encanta la gradación que le diste: una dulzura al inicio y un cierre durísimo. Miro la ilustración así se me despega la tristeza. Abrazo desde mi paraguas de vivos colores!
ResponderEliminar¿Dónde venden tu paraguas Sandra?.
EliminarQue sí, que tienes razón, ¡mejor miro yo también la ilustración y así me animo!.
Gracias por venir por aquí Sandra.
Un beso.
Cierto que no se corresponde el texto con la ilustración.
ResponderEliminarEse final es demasiado tristón, Laura.
Que te mejores, guapa :-)
Un besote.
Gracias Mj, en esas estoy ...voy a ver si me alegro un poco.
EliminarUn besote.
Hay días que no hay paraguas que nos proteja de nada...
ResponderEliminarTu relato e ilustración me ha hecho recordar el poema de un amigo cubano:
"Para escribir el amor
no se preocupe por los criterios.
Si se trata de amar,
ponga el corazón
y déjelo llover."
(Manuel González Busto)
Haya besos y lluvias felices en tu vida Laura :)
Pero ¡qué bonito Ximo!, ¿de verdad te sabías este poema? ¿no lo has buscado para este comentario? ...jooo, es muy, pero que muy chulo.
EliminarMucísimas gracias Ximo,
me has hecho sentirme bien. GRACIAS.
Qué lindo, Laura. Me gusta mucho, además, cómo está escrito, como quien no quiere la cosa. Sólo una apreciación, por qué en pasado?, por qué no "Nora pasea tranquilamente...". Creo que le quita fuerza.
ResponderEliminarUn abrazo, Laura. Qué gusto venir a tu casa.
Pues tienes razón, Miguel Angel, lo acabo de leer en presente y suena mucho mejor. Creo que lo cambio siguiendo tu recomendación. ¡Muchas gracias!.
EliminarUn abrazo, y el gusto es mutuo.
En realidad este paraguas fue como la entrada al mundo que ella deseaba, siempre cerca de mamá. Me pregunto ¿cuando te falta lo que más quieres merece la pena seguir luchando en el mismo lugar?.
ResponderEliminarNo se quizás Nora tuviese razón esta vez.
Un beso Laura y gracias por tu visita.
Hola Karras, no sé si te habrás respondido a la pregunta...pero creo firmemente que ¡siempre, siempre merece la pena continuar!. En el mismo lugar... no sé...lo que tengo claro es que el lugar ha de encontrarse en la Tierra.
EliminarUn abrazo para tí y gracias por venir por aquí.
Me gustó en especial la mezcla perfecta de color optimista y la certeza del final, en absoluto feliz.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, Albada, una mezcla bastante extraña que no ha dejado indiferente a casi nadie.
EliminarMe alegro de que confieses que te gustó.
Un abrazo muy fuerte.
Buen micro Laura. Duro pero bueno. Además, y aunque suene extraño: todos perseguimos sueños, ¿no?, ¿quién soy yo para juzgarlos?...
ResponderEliminarNo obstatne, que viva el hoy y el ahora, con latidos e ingentes cantidades de vida por las que merezca la pena seguir castigando al corazón.
Nadie tiene derecho a juzgar la validez de los sueños de los demás, aunque en este caso, esta niña sueña con demasiado ahínco algo muy peligroso. Me quedo con tu párrafo del hoy y el ahora.
EliminarUn abrazo para tí.
La ilustración predidspone a un buen ánimo y por eso sorprende aún más la tristeza del texto. Duro el micro, Laura.
ResponderEliminarBesitos
Sí, muy duro. Los tiempos de creación han marcado el estilo del dibujo y del texto. Tiempos diferentes para una misma persona, expresados de formas contradictorias al juntarse en una entrada.
EliminarMuchos besos Elysa.