Autor: Joaquín Suárez Guerra
Un hombre solo
—Son las doce horas, un minuto y quince segundos.
El hombre colgó con un fuerte golpe. Repetía el mismo mensaje desde hacía más de dos horas, aunque al menos este teléfono respondía. Era el único. Miró la pantalla del televisor, cubierta de nieve electrónica. Desechó la idea de acudir al aparato de radio: sólo emitía un pitido enloquecedor. Se acercó a la ventana cerrada y, mientras se mordía las uñas, vigiló la calle desde sus tres pisos de altura: vacía. Meditó. Con agua corriente y la nevera casi llena, podría aguantar muchos días. Antes de volver al sofá, no pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento.
La frase de inicio para la siguiente semana es :
No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento.
Os recuerdo que el plazo de admisión es antes de las 12:00 horas del domingo 16 de octubre, son 100 palabras (aunque este "hombre solo" creo que tiene 108...) y el formulario de envío se encuentra en: http://www.escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser#participar
Por si vos queres colgarlo:
ResponderEliminarCacahuetes
No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento. Le había parecido que una sombra rompía la rendija de luz que provenía desde el rellano de la escalera. Siguió con su bolsa de cacahuetes tratando de centrarse en la película que estaba viendo. Un par de contundentes golpes sonaron a nudillos en la puerta, varios cacahuetes cayeron al suelo cuando se giró al oírlos.
¡Abran!, ¡Policía!, gritó con voz segura el dueño de la sombra.
Un reguero de cacahuetes acompañó a la tensión de quién no espera a nadie mientras abría la puerta.
¡Pero mira que tonto eres!.
Laura, te comento en este post, porque en el de arriba no se puede, no sé por qué.
ResponderEliminarTe digo: qué final más lindo con ese niño, testigo y complice de esa huída-lucha. Ay, si los niños gobernasen...
Además, la ilustraición es muy, muy bonita.
Un abrazo.