El sueño americano.
La
jaula de su vida le había costado 100 dólares. Se la
compró a un americano con dinero negro. Había vagado
por las calles de Tai Kok Tsui durante cinco meses. Empeñó
el reloj de oro de su madre para conseguir el dinero. Aquel día,
por fin se sintió libre en su jaula de 1,90 metros por dos
metros de alto. Había conseguido su sueño : un lugar
para dormir y descansar sin que nadie le molestara. Lavó sus
calzoncillos en un barreño con agua turbia y los colgó
de una percha. Se despojó de sus zapatos y los metió
entre la jaula y el suelo. Tomó la almohada del americano y se
decidió a dormir el resto de su vida. Soñó con
la felicidad que sienten quienes tienen una jaula. Sin
duda, Yangsing, era muy afortunado.
Fotografía : Un hombre duerme en una pequeña jaula en el distrito de Tai Kok Tsui en Hong Kong. julio de 2008. Foto . Víctor Fraile. REUTERS.
Muchas gracias a quienes estáis comentando en la anterior entrada y a los que me habéis advertido de la imposibilidad de dejar comentarios en esta.
ResponderEliminarAcabo de replicarla y creo que ya está operativa esta casilla de comentarios.
¿Sabe alguien a qué se deben estas anomalías?.
Os agradezco mucho que me advirtáis cuando esto ocurra.
No me extrañaría nada que ésta fuese la historia real del señor de la foto :-)
ResponderEliminarNo le falta nada en la jaula. Hasta tiene una pelela amarilla :-)
Genial el micro, Laura.
Besos.
¡¡uf!! sólo de pensar moverse en ese mínimo espacio... y encima se cosidera afortunado. Pero he visto algunas fotos de hoteles de Japón y son muy parecidos en tamaño.
ResponderEliminarBuen micro, Laura
Besitos
Bestias, la foto, la historia y el micro, que me ha encantado, esa forma de cronica-artículo.
ResponderEliminarUn abrazazo, Laura.
A mi tampoco me extrañaría que fuera su historia verdadera, Sara. ;-).
ResponderEliminarSí, Elysa, hay habitáculos en Japón que parecen nichos en vida, y dan un escalofrío sólo de pensarlo.
Gracias Miguel Angel, siempre tan atento y tan cordial. Te devuelvo el abra-za-zo.
Un besito a los tres.
...dormir el resto de su vida...
ResponderEliminar¿Que más da hacerlo en un lujoso chalet o en una jaula? ¡A saber cuantos estan dormidos con más metros!
Yo también quiero dormir el resto de mi vida, pero ¡por vafor, reloj! despiertame a las 7 de la mañana que tengo que ir a trabajar :D
Coincido contigo Henry : hay mucha gente "dormida". A ver si poco a poco van despertando....
ResponderEliminarUn abrazo.
Laura, creo que ese hombre es feliz en su jaula. Los demás creemos que lo tenemos todo, pero este mundo que nos ha tocado vivir cada día se parece mas a una ratonera. Me gusta la foto, y el texto, y esa capacidad tuya de atreverte con todo.
ResponderEliminarUn abrazo. Cualquier día me paso por Vitoria
A veces se cae tan bajo en el pozo de la desesperación que apenas se desea un lugar donde dormir. Aun así creo que tu personaje está muy enfermo 'dormir el resto de su vida', a eso se le llama estar muerto.
ResponderEliminarHe llegado a tu blog con un micro muy dramático que me ha gustado mucho, si no te molesta continuaré visitándote.
Un abrazo, Laura
Xavier, eres el primero que expresa explícitamente que ese hombre es feliz en su jaula. Creo que cada uno es feliz en la medida que 'sabe' adaptarse a la 'jaula' en la que le ha tocado vivir. A veces, puedes tener una muy grande y ser un pobre infeliz que no se encuentra a así mismo, ni sabe donde meter sus zapatos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y decirte que Vitoria es una ciudad ¡¡preciosa!!. Avísame si alguna vez aterrizas por estas tierras.
Patricia, el personaje quería 'dormir el resto de su vida' porque ya lo tenía 'todo', aunque paradójicamente sólo fuera una 'jaula'.
Vísitame cuantas veces quieras que yo haré lo mismo en tu bonita casa.
Un abrazo Xavier, y Patricia.